sábado, 16 de marzo de 2013

Amor Eterno

Capítulo 20:

Al entrar de nuevo en la habitación de Jorge, me fijé en que estaba algo cambiada. Estaba…diferente. En su mesita tenía una foto con Alejo. Sonreí al verla, pero me entristecí. Me senté en la cama y la cogí. La miré detenidamente y observé algo. “¿De cuándo es esta foto?” pregunté confusa.
-Pues…de unos días antes de que…bueno…muriera…-suspiró-¿por qué?-.
-¿No te has fijado?-le miré y señalé el cuello de Alejo-tiene un chupetón y que yo sepa él, no estaba con nadie cuando murió-.
-Hostia, pues no, no me había fijado. Y no…no recuerdo que tuviera novia, él siempre dijo que sólo te quería a ti, y si no eras tú, no estaría con nadie. ¡Qué extraño!-se sentó a mi lado mientras que seguía mirando la foto.
-Sí, demasiado extraño…-seguí pensando mientras la miraba-¿Esta foto fue un martes?-pregunté de pronto.
-Eh…sí, creo que sí-dijo él confuso-¿qué pasa?.
-Ese martes, fue cuando me dijo que volviera con él, ¡es imposible! Él no me lo diría si estuviese con otra, no lo entiendo…-suspiré triste y me cayó una lágrima.
Jorge se levantó y empezó a sudar. Le miré extrañada pero pensé que sería normal. “Nani…no llores, ¿vale?”. Suspiré. Quería entender, pero no podía. “¿Y qué hago? ¿Me pongo a bailar o qué?”.
-No…eso no…pero debes saber una cosa…creo-dijo asustado.
-¿Qué pasa, Jorge?-pregunté interesada.
-Eso que ves en su cuello…no es un chupetón-dijo.
-¿Ah no? Mira, sé perfectamente lo que es un chupetón y eso lo es, no le defiendas, porque no tiene defensa posible, así que ya-me estaba empezando a enfadar.
-No…no le defiendo, digo la verdad-suspiró-no es un chupetón, es la marca de…-se calló.
-¿De…?-le miré extrañada y esperando ansiosa su respuesta.
-De una aguja-dijo al fin.
-¿Cómo va a tener la marca de una aguja en el cuello? Jorge, por favor, no digas gilipolleces.
-No las digo, ojalá pero no. A Alejo le suministraban algo por el cuello, no le iba bien y le quedaban esas marcas…¿No te has fijado cuando le viste en el hospital?-.
Me quedé pensando. ¡Es cierto! Tenía también en el pecho y en los brazos. ¿Le suministraban algo? No, eso no podía ser, nadie odiaba a Alejo como para hacerle daño, ¿qué estaba diciendo?.
-Jorge…¿qué me estás queriendo decir?-.

Cogió aire, muy hondo, me miró y miró a otro lado. Hubo silencio, mucho silencio. Me caían lágrimas, ¿por qué no me había dicho esto antes?.
-Alejo…no se suicidó, Nani…-dijo finalmente.
Se me cayó el mundo encima. Comencé a llorar más, no podía ser. El marco con la foto me cayó de la mano. Estaba confusa. ¿Le habían matado? ¿Cómo en la autopsia no había salido eso? ¡Los médicos eran inútiles! ¡Debía denunciarlos! Suspiré y cogí aire, pero no, me faltaba el aire, necesitaba respirar y no podía, me estaba dando una crisis de ansiedad.
-Nani…ahora que he empezado…debo acabar…-suspiró y cogió mi mano-lo siento…pero quién lo hacía…era yo-me miró a los ojos- Yo le daba eso a Alejo por las noches.

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