Capítulo 18:
Me sorprendió
que lo hiciera pero aún así no me aparté, se lo seguí. En mi mente visualicé a
Alejo por unos segundos pero luego sólo era Jorge quién aparecía. ¿Podía ser
que me estuviese enamorando de él? Me aparté un poco y nos miramos.
-Esto…lo siento,
Nani, no está bien, tú estás con Iván y yo…-suspiró y le callé con un beso.
-No está mal-le
miré-lo hiciste porque así lo sientes, ¿no?-sonreí.
-Sí, es así
pero… ¿e Iván?-preguntó confuso.
-Iván quiere lo
mejor para mí, sabe que nunca le querré como a Alejo y…-le miré- tú también lo
sabes, ¿no?
-Sí, sí lo
sé-sonrió-pero no importa. Lo que acaba de pasar es por algo y…creo que es por
él, tal vez él lo quiera así-me miró.
Me paré a pensar
en eso que dijera. Era posible que fuera así pero… ¿por qué? Jorge era un buen
chico pero nunca sería como Alejo, nunca le querría de esa forma ni tanto como
a él, pero es cierto que, si esto pasó ahora, justo ahora, era por algo y seguramente, Alejo tendría
algo que ver. Sonreí al acordarme de él. Ahora ya no sufría, no me dolía, sólo
recordaba los buenos momentos con él y eso me gustaba, me sentía bien. Sonreí
porque sucedió no porque terminó.
-¿Entonces
qué?-preguntó Jorge al cabo de unos minutos de silencio.
-¿Qué de
qué?-sonreí.
-No lo
sé-rió-¿qué se supone que pasa ahora?-.
-Pues no tengo
ni idea-le miré.
Me abrazó con
cuidado por sus costillas y le seguí el abrazo con fuerza. “Alejo estaría muy
orgulloso de ti, Jorge” le susurré. “Alejo está muy orgulloso de ti, Nani” me
susurró a mí. Sonreí y me cayó una lágrima.
De pronto sonó
mi móvil. Era Inés así que contesté.
-¿Dónde estás?
Nos tienes preocupados-.
-Tranquila,
estoy con Jorge. Dormiré aquí, no os preocupéis-la tranquilicé mientras miraba
a Jorge.
-¿Con Jorge? ¿Le
hablas? ¡Qué guay! Me alegro un montón, tía. Pues nada, mañana hablamos- colgó.
Me quedé
pensando en todo. Sí, en el día de hoy todo ocurriera muy rápido pero tal vez,
lo que ocurre rápido no es lo malo. Si ocurre rápido es porque es importante y
tiene que pasar ya. Nunca se sabe y yo preferí pensar que era eso.
-¿Quieres cenar
algo?-me preguntó mientras se levantaba del sofá.
-No, tranquilo y
no te levantes, anda, que no estás bien-sonreí.
-Está bien,
mamá-me miró.
-Mamá no,
¿eh?-le dije.
-¿Por qué
no?-preguntó confuso.
-Porque a tu
madre no le haces esto-le besé.