jueves, 17 de enero de 2013

Amor Eterno


Capítulo 18:
Me sorprendió que lo hiciera pero aún así no me aparté, se lo seguí. En mi mente visualicé a Alejo por unos segundos pero luego sólo era Jorge quién aparecía. ¿Podía ser que me estuviese enamorando de él? Me aparté un poco y nos miramos.
-Esto…lo siento, Nani, no está bien, tú estás con Iván y yo…-suspiró y le callé con un beso.
-No está mal-le miré-lo hiciste porque así lo sientes, ¿no?-sonreí.
-Sí, es así pero… ¿e Iván?-preguntó confuso.
-Iván quiere lo mejor para mí, sabe que nunca le querré como a Alejo y…-le miré- tú también lo sabes, ¿no?
-Sí, sí lo sé-sonrió-pero no importa. Lo que acaba de pasar es por algo y…creo que es por él, tal vez él lo quiera así-me miró.

Me paré a pensar en eso que dijera. Era posible que fuera así pero… ¿por qué? Jorge era un buen chico pero nunca sería como Alejo, nunca le querría de esa forma ni tanto como a él, pero es cierto que, si esto pasó ahora, justo ahora,  era por algo y seguramente, Alejo tendría algo que ver. Sonreí al acordarme de él. Ahora ya no sufría, no me dolía, sólo recordaba los buenos momentos con él y eso me gustaba, me sentía bien. Sonreí porque sucedió no porque terminó.
-¿Entonces qué?-preguntó Jorge al cabo de unos minutos de silencio.
-¿Qué de qué?-sonreí.
-No lo sé-rió-¿qué se supone que pasa ahora?-.
-Pues no tengo ni idea-le miré.
Me abrazó con cuidado por sus costillas y le seguí el abrazo con fuerza. “Alejo estaría muy orgulloso de ti, Jorge” le susurré. “Alejo está muy orgulloso de ti, Nani” me susurró a mí. Sonreí y me cayó una lágrima.
De pronto sonó mi móvil. Era Inés así que contesté.
-¿Dónde estás? Nos tienes preocupados-.
-Tranquila, estoy con Jorge. Dormiré aquí, no os preocupéis-la tranquilicé mientras miraba a Jorge.
-¿Con Jorge? ¿Le hablas? ¡Qué guay! Me alegro un montón, tía. Pues nada, mañana hablamos- colgó.
Me quedé pensando en todo. Sí, en el día de hoy todo ocurriera muy rápido pero tal vez, lo que ocurre rápido no es lo malo. Si ocurre rápido es porque es importante y tiene que pasar ya. Nunca se sabe y yo preferí pensar que era eso.
-¿Quieres cenar algo?-me preguntó mientras se levantaba del sofá.
-No, tranquilo y no te levantes, anda, que no estás bien-sonreí.
-Está bien, mamá-me miró.
-Mamá no, ¿eh?-le dije.
-¿Por qué no?-preguntó confuso.
-Porque a tu madre no le haces esto-le besé.

viernes, 4 de enero de 2013

Amor Eterno

Capítulo 17:
Mientras esperaba, un coche se detuvo delante de mí. Lo conducía un hombre, de unos 30 años. Venía borracho y no me dio buena espina.
-Hola, guapa, ¿te llevo a algún sitio?-preguntó interesado.
-No, no hace falta, gracias-no le miré.
-Venga chica, súbete que te lo pasarás muy bien conmigo-.
-¡Que no quiero, joder!-grité y le miré.
Se bajó del coche y me agarró del brazo con fuerza. Me miró a los ojos e insistió en que subiera.
-¡Ahora ya no es una pregunta, subirás porque yo lo digo!-gritó y me empujó contra el coche.
Llegó una moto rápidamente. Era Jorge que se bajó y se enfrentó al hombre. Yo fui corriendo hasta la moto y me toqué el vientre. El golpe contra el coche fuera duro y esperaba que no le pasara nada al bebé. Miré a Jorge. No iba muy bien en la pelea, así que me acerqué.
-Vámonos ya, Jorge, no pasa nada, estoy bien. Déjalo que si no, va  a ser peor-le dije y le levanté del suelo.
-Que no, Nani, joder, a saber lo que te podía haber hecho si no llego a tiempo-me miró furioso.
-No importa, llegaste y ya está todo bien-le miré y sonreí.
El hombre nos miraba furioso. Con tantos golpes, su coche quedara abollado y eso le costaría mucha pasta y el seguro no se lo pagaría. Le miré con odio y me devolvió una mirada fulminante.  Nos montamos en su moto y esta vez, la llevé yo ya que Jorge tenía varios moratones, un corte en la ceja y seguramente alguna que otra costilla rota. Llegamos a su casa y le ayudé a subir.
-No sé por qué lo has hecho, Jorge, ¡mira cómo estás!-le dije mientras iba por alcohol al baño.
-Ese tío era un loco, podría haberte hecho algo-contestó con una mueca de dolor.
-¿Te duele mucho?-le miré preocupada mientras le curaba el corte de la ceja.
-Sólo un poco-sonrió-soy fuerte.


Reí un poco y suspiré. Podía haber quedado peor. La verdad es que era fuerte y el tío ya iba mayor para esos trotes. Sonreí.
-Esto ya está-acabé de curarle-las costillas…deberías ir al médico pero eso ya es tu decisión.
-Iré mañana que ahora no estoy de humor-me miró-¿puedes quedarte esta noche?-preguntó.
-No hacía falta que lo preguntases, tenía pensado hacerlo-reí.
-Okupa en mi casa, ¿no?-rió y se quejó-joder la verdad es que me duelen bastante las costillas.
Cogí unas vendas y me acerqué a él. Le levanté la camiseta, tenía moratones alrededor de las costillas y aquello no tenía buena pinta. Le vendé como pude, intentando que le doliese menos.
-¿Mejor?-.
-Estoy mejor desde que estás aquí-se sonrojó.
-No seas tonto-sonreí.
-No lo soy, es la verdad-se acercó y me besó.