viernes, 4 de enero de 2013

Amor Eterno

Capítulo 17:
Mientras esperaba, un coche se detuvo delante de mí. Lo conducía un hombre, de unos 30 años. Venía borracho y no me dio buena espina.
-Hola, guapa, ¿te llevo a algún sitio?-preguntó interesado.
-No, no hace falta, gracias-no le miré.
-Venga chica, súbete que te lo pasarás muy bien conmigo-.
-¡Que no quiero, joder!-grité y le miré.
Se bajó del coche y me agarró del brazo con fuerza. Me miró a los ojos e insistió en que subiera.
-¡Ahora ya no es una pregunta, subirás porque yo lo digo!-gritó y me empujó contra el coche.
Llegó una moto rápidamente. Era Jorge que se bajó y se enfrentó al hombre. Yo fui corriendo hasta la moto y me toqué el vientre. El golpe contra el coche fuera duro y esperaba que no le pasara nada al bebé. Miré a Jorge. No iba muy bien en la pelea, así que me acerqué.
-Vámonos ya, Jorge, no pasa nada, estoy bien. Déjalo que si no, va  a ser peor-le dije y le levanté del suelo.
-Que no, Nani, joder, a saber lo que te podía haber hecho si no llego a tiempo-me miró furioso.
-No importa, llegaste y ya está todo bien-le miré y sonreí.
El hombre nos miraba furioso. Con tantos golpes, su coche quedara abollado y eso le costaría mucha pasta y el seguro no se lo pagaría. Le miré con odio y me devolvió una mirada fulminante.  Nos montamos en su moto y esta vez, la llevé yo ya que Jorge tenía varios moratones, un corte en la ceja y seguramente alguna que otra costilla rota. Llegamos a su casa y le ayudé a subir.
-No sé por qué lo has hecho, Jorge, ¡mira cómo estás!-le dije mientras iba por alcohol al baño.
-Ese tío era un loco, podría haberte hecho algo-contestó con una mueca de dolor.
-¿Te duele mucho?-le miré preocupada mientras le curaba el corte de la ceja.
-Sólo un poco-sonrió-soy fuerte.


Reí un poco y suspiré. Podía haber quedado peor. La verdad es que era fuerte y el tío ya iba mayor para esos trotes. Sonreí.
-Esto ya está-acabé de curarle-las costillas…deberías ir al médico pero eso ya es tu decisión.
-Iré mañana que ahora no estoy de humor-me miró-¿puedes quedarte esta noche?-preguntó.
-No hacía falta que lo preguntases, tenía pensado hacerlo-reí.
-Okupa en mi casa, ¿no?-rió y se quejó-joder la verdad es que me duelen bastante las costillas.
Cogí unas vendas y me acerqué a él. Le levanté la camiseta, tenía moratones alrededor de las costillas y aquello no tenía buena pinta. Le vendé como pude, intentando que le doliese menos.
-¿Mejor?-.
-Estoy mejor desde que estás aquí-se sonrojó.
-No seas tonto-sonreí.
-No lo soy, es la verdad-se acercó y me besó.

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