sábado, 31 de marzo de 2012

Amor Eterno ®

Capítulo 6 ®

Tras una breve discusión, se calmaron los ánimos. Afortunadamente la cosa no llegó a más. Esa noche no pude dormir, bueno realmente nunca dormía más de 2 o 3 horas, pero esa noche tenía mucho en qué pensar. Recordé lo vivido la noche anterior y el hallazgo.
Me acordé de que años atrás me pasaba las tardes en mi habitación, mirando por la ventana cómo pasaba el tiempo y escuchando la canción de Cali & El Dandee, “Yo te Esperaré”; una canción que consiguió que por más que yo jurara olvidarle, cada vez que la escuchaba, su recuerdo volvía a mi mente. Las lágrimas caían por mis sonrojadas mejillas al pensar que cada vez quedaba menos para no volver a verle. 


Era nuestro último curso y, como el resto de la clase, nosotros partíamos hacia nuestro destino: unos repetían, dos o tres pasaban de curso y el resto nos cambiábamos de instituto. Para mí, era un sin vivir y por ese motivo odiaba los viernes. Daban paso a dos agobiantes días sin verle, esperando un mensaje suyo. Un mensaje que nunca llegaba…
La canción terminara y en mi Ipod ya comenzaba a sonar otra, “Todo vuelve a empezar” de un chico llamado Antonio José. Eso me hacía pensar tal y como decía el título que tendría que volver a empezar: nueva vida, nuevos amigos…dejar todo atrás.
La vida es complicada, te da lo que no quieres y te quita lo que más ama. Pero no por ello hay que dejar de caminar; la vida es un largo camino que, aunque al principio no se ve el final, sabes que está ahí y que cuando llegues serás plenamente feliz. Y, como cualquier camino, tiene baches con los que te tropiezas y al levantarte te sientes más fuerte porque lo peor ya pasó.
Sonreí al  oír una parte de la canción: “bajo las estrellas que grabarán ese primer amor, que no olvidarás”. Me costaba creer esa frase ya que, este verano sería diferente, no tenía la certeza de volver a verle a comienzo del curso.
Otra canción empezaba a sonar: “Bésame”; de un grupo de chicos que estuvieran de moda gracias a una serie de televisión. Ellos eran Santa Justa Klan.
Esa canción me transportaba a los últimos meses en los cuáles cuando me hablaba, me decía cosas bellas que hacían que me sonrojara y se me erizara la piel más de lo que ya estaba. “Estás muy guapa” me dijo sonriente un día. Sentí algo en el estómago, eran mariposas claramente. Su sonrisa me producía siempre esa sensación, y las palabras que dijo hacían que las mariposas volaran más. Aparté mi mirada y cuando se fue, le envié un mensaje: “Yo siempre pero tú más”. Me contestó a los diez minutos con un “jajaja”. 


Ese día estaba deseando contárselo a una amiga ya que, yo no me lo creía. Inés me animó a que siguiera luchando por él y que no me rindiese puesto que tenía posibilidades. Ella era una gran chica. Desde el principio me llevé muy bien con ella y pese a no ser mejores amigas nos contábamos cosas como tales. Yo la quería mucho y apostaba a que ella también a mí. Siempre llevaré en mi mente momentos increíbles con ella, momentos que nunca olvidaré, porque siempre ha sido la mejor y ha sabido aconsejarme de una forma inigualable. 



Yo intentaba luchar, y lo hacía a escondidas, sabía que se me notaba mucho pero intentaba calmarme y relajarme si él estaba delante. Ese día no probé bocado con el flipe que tenía encima. En lo poco que dormí aquella noche, soñé una y otra vez con él.
El amor que sentía iba aumentando cada vez y las ganas de protegerlo y que no le pasara nada eran mayores; no era normal en una chica ese sentimiento de protección pero yo ya nunca fuera normal.

El miedo a perderle era mayor, porque nunca era bastante para mí. Sentía que tan solo me quedaban ilusiones porque yo ya tuviera muchos sueños que por miedo no siguiera el camino que me llevaba a hacerlos realidad; y no quería que este fuera otro. Yo quería estar siempre a su lado, y olvidarnos del pasado. Él y yo. Porque ya no podía seguir viviendo con miedo a perderle y me quería morir si no podía verle. Ésa era la única salida de mi vida. No dormía porque sabía que no le tenía y me estaba muriendo lentamente. Ojalá pudiese estar a su lado, me encadenaría a él. Estaríamos para siempre juntos.
Eso era lo que la canción “Miedo a Perderte” de TeenAngels me decía y era lo que yo sentía y quería. Realmente creí que esa canción estaba compuesta exclusivamente para mí.


Os dejo los links de las canciones que aparecen en el capítulo por si queréis escucharlas:
Cali & El Dande "Yo Te Esperaré"
Antonio José "Todo Vuelve A Empezar"
Santa Justa Klan "Bésame"
Teen Angels "Miedo A Perderte"



miércoles, 28 de marzo de 2012

Amor Eterno

Capítulo 5:

Se oyó la cisterna y me apresuré a coger todos los documentos y meterlos en mi bolso, menos mal que me trajera el grande, de no ser así, no cabrían. Realmente estaba furiosa. Resulta que uno de los días más bonitos y especiales de toda mi vida, se había convertido en una farsa. Era todo una mentira. Es como cuando a un niño le dicen que es adoptado. Tuve esa sensación. Se me cayó el mundo encima.
Salió del servicio y me miró se arriba abajo.
-¿Estás bien?-preguntó preocupado.
-¿Por qué no iba a estarlo?-respondí irónica.
-No lo sé, estás rara-.
Se dió la vuelta y se fijó que el cajón estaba medio abierto y fue hacia él. Lo abrió y se asustó al no encontrar la carpeta.
-¿Has visto mi…?-empezó a preguntar.
-¿Tu qué?-.
-Nada, tonterías-respondió-¿Dónde coño estará?-murmuró.
Bajamos a la cocina y me ofreció desayunar. Negué ya que, se me quitara el apetito con todo aquello.
-Llévame a casa-rogué.
-¿Qué? Si tus padres no vienes hasta mañana-exclamó.
-Lo sé, pero he llamado a una vecina y por su jardín puedo entrar en mi casa-.
-Pero, ¿te quieres ir? ¿No prefieres quedarte conmigo?-preguntó con cariño mientras se me acercaba.


-Claro que quiero quedarme-el yo que le amaba había vuelto, sus palabras dulces y su tono cariñoso me habían encandilado de nuevo-pero debo irme, tengo cosas que hacer y eso-.
-Te acompaño y nos quedamos allí-decidió.
-No-dije seria-nos vemos mañana-me despedí con un beso y le quité las llaves de la moto.
Di un portazo, me iba furiosa, sus palabras no parecían falsas y, por más que quería odiarle, no lo conseguía. Puse en marcha la moto, tenía un cúmulo de sentimientos incontrolables que querían aflorar y yo no se lo permitía. Un montón de pensamientos que se limitaban a dos preguntas: ¿Qué había exactamente en la carpeta? ¿Y por qué me hiciera eso?
Preguntas que, sin que él me lo dijese, no tendrían respuesta. Necesitaba olvidarme de todo por un rato. Lo necesitaba. Era demasiada presión la que tenía en mi cabeza. Tanta que pensé que me explotaría de un momento a otro. Me sentí sola, sin nadie a quien acudir. Decidí parar la moto y llamar a Inés, una amiga que respecto a este tema siempre me había ayudado muchísimo. Me senté y miré el mar. 


Estaba tranquilo, no como la tarde anterior. Ella me aconsejaba y yo sonreía. Tal vez todo tuviese una explicación lógica. O tal vez no. Debía barajar todas las opciones. Creí ver el coche de mis padres, pero era imposible, ya que no volvían hasta mañana. Decidí encender la moto y adelantarles por si acaso, para llegar antes.    Vi humo cerca de mi casa y un montón de gente mirando. Me acerqué. El humo provenía de mi casa, pero ¿cómo era posible? ¡No me dejara nada encendido ni enchufado!
La cinta policial que estaban colocando no me permitía ir más allá. Aún así me arriesgué y pasé por debajo. Un policía se acercó y yo le grité “es mi casa” y entré corriendo. No se llegara a producir un gran incendio ya que, el humo no pasara del baño. ¿La plancha enchufada? ¡No! Hoy no me planchara el pelo. Eso era muy extraño.
Entraron mis padres corriendo y gritando
-Pero, ¿Qué has hecho loca?-así y con una bofetada me saludó mi madre.
-Mamá te juro que yo no he sido-murmuré mientras mi mano se colocaba sobre mi ardiente mejilla.
-¿Cómo que no? ¿Y dónde estabas? Porque aquí está claro que no…-.

sábado, 24 de marzo de 2012

Amor Eterno

Capítulo 4: 
El hecho de escuchar esas palabras de su boca me hizo reflexionar. Tal vez tantos años de silencio y sufrimiento por su amor no fuesen en vano. Tal vez mis amigos tenían razón y él sentía algo. O tal vez, y sólo tal vez, la otra mitad de mis amigos tuviesen razón y me estaba engañando, otra vez, jugando con mis sentimientos de nuevo. Ya no sabía ni que pensar, sólo que le quería, le necesitaba y, aunque fuese un borde y un chulo, ahora, era mío; y debía aprovecharlo al máximo.
Fuimos a su habitación y nos tumbamos. Al rato ambos estábamos profundamente dormidos. Fuera un día ajetreado y necesitábamos descanso. Minutos después creí oír a su hermana, que viniera a cerrar la puerta de la habitación, decir:
-Si tú has hecho que cambie de esta manera, sigue con él y ojalá no te defraude-.
Tal vez lo oyera en sueños o tal vez fuese real. Lo cierto es que me extrañó. ¿Había cambiado realmente? ¿Qué quería decir con eso de que ojalá no me defraudara?
A la mañana siguiente, nos despertamos abrazado el uno al otro. Yo fui al servicio mientras él aún se incorporaba. Me miré en el espejo. Unos mechones de pelo rubio caían sobre mis hombros. Mis ojos castaños se veían felices. Yo no era nada especial ni bonito de la naturaleza. Era una chica normalita, con algunas manías, fumadora y a la que le gustaba pintar. Pero no pintar cuadros, no. Todo lo contrario. Con 17 años que tenía, unos  7 los pasara pintando en las calles. Soy de esas personas que piensa que el arte está ahí. Que los graffiteros muestran sus sentimientos y sensaciones con graffitis y que es bonito que alguna que otra calle lleve algo tuyo.
Mi nombre es Natalia pero en los graffitis pongo Nani; es mi pseudónimo. Todo el mundo me conoce como tal.
A él no. Alejo es diferente. No le gusta pintar pero sí ver las pintadas de los demás. Es sensible pero nunca lo muestra. Al igual que tiene el toque romanticón perfecto. A él le va más la música, rapea y canta de todo a todas horas, pero, ¿quién no? La música es lo más bello que el ser humano ha hecho.
Cuando la escuchas te transporta a otro lugar. Sientes que las letras de las canciones cuentan tu vida y, a veces, encuentras la solución a tus problemas en ellas.
Eso es algo que compartimos. Empieza a sonar música, ha encendido la radio en los 40 principales. Siempre con música tan moderna, así da gusto levantarse. Se acercó a mí y rodeó con sus manos mi cintura. Besándome en la mejilla, susurró:
-Buenos días, princesa-.
Sonreí y me ruboricé. Ni en el mejor de mis sueños eso ocurría. Nos miramos a los ojos durante varios segundos. Unos 43 más o menos. Creo que es lo máximo que hemos aguantado ya que, siempre cuento ese maravilloso momento de perderme en su mirada. Nos besamos y mientras él quedaba en el baño, yo observé la habitación.
Había un cajón medio abierto en su mesa de estudio. Lo abrí un poco más y de ahí cayó una carpeta llena de papeles y fotografías. Fotografías mías; y anotaciones con su letra y la de Jorge, unos de sus amigos, sobre mi persona.
Mi dirección, mi teléfono, el de mis padres, el de mi jefe… ¡TODO! Estaba viendo algo que no debía, pero ¿qué significaba aquello? ¿por qué tenía fotos mías en Madrid? ¿Me siguiera?
Una lágrima descendió por mi mejilla, sabía que todo aquello no era real, era imposible la perfección con la que ocurriera todo y ahí estaba la respuesta a mis dudas. La prueba de toda la farsa.

martes, 13 de marzo de 2012

Amor Eterno

Capítulo 3:
Me llevó a comer a  un restaurante de categoría donde nos encontramos con algunos conocidos. Me extrañó que se quedase a mi lado en todo momento porque parecía hacer caso a sus sentimientos y no tener miedo de que le vieran conmigo. Apenas hablamos, conocíamos nuestros pensamientos, nuestras miradas lo decían todo. Fue un momento al lavabo, mientras yo me pellizcaba para comprobar que todo este sueño maravilloso fuese real. Volvió y ambos nos ruborizamos cuando camarero me trajeron un ramo de rosas rojas de su parte.
-Te quiero-pronunció.
Agarré su mano con fuerza y mirándole a los ojos asentí: Y yo a ti.
Salimos del restaurante y, en su moto, me llevó a una playa cercana. El mar estaba en calma y parecía animar a que te dieses un baño. Nos descalzamos y caminamos por la arena. Me rodeó con sus brazos y me besó en el cuello. Mi piel se erizó de inmediato. Cuanto más andábamos más nos adentrábamos en el agua. De pronto una ola enorme nos empapó a ambos.
Nos reímos pero algo nos hizo parar de inmediato. Nos miramos. Decidí que quería estar con él, que todos los días fuesen igual, cada vez estábamos más cerca y por fin ocurrió: nos besamos. Fue mágico. El estar mojados hizo que la pasión se desatase en ese largo beso que no queríamos que acabase.
Nos separamos poco a poco y nuestras miradas coincidieron de nuevo. Me cogió la mano y nos dirigimos a la moto donde dejara su chupa de cuero, la cual me ofreció para que no pasase frío.
Me llevó a su casa ya que, en la mía no podía entrar por dejarme las llaves dentro. Llegamos y me hizo pasar. Era preciosa y estaba bien cuidada. Me ofreció ropa de su hermana la cual acepté porque el agua me estaba calando los huesos. Un leggin vaquero con una camisa larga era lo que me pusiera.
-Te queda bien-dijo guiñando el ojo.
Encendió la televisión. Hoy jugaba nuestro equipo de fútbol favorito y veríamos el partido. Le abracé. Estábamos tumbados en el sofá mirando la televisión sin ver más allá de ella. Nuestra mirada reflejaba satisfacción y alegría. Me sentía cansada y, al poco rato, me dormí. Él cuidadosamente me cogió entre sus brazos y me llevó a su habitación. Tumbándome en la cama suspiró y besó mi frente. Se quedó unos minutos contemplándome y volvió sobre sus pasos para llegar al sofá de nuevo.
Sobre las dos de la madrugada me incorporé. Me sorprendió ver que no intentara ir más allá conmigo y eso me hizo sentir especial. Escuché voces en el salón, estaba hablando con su hermana.
-Shh, no hables mucho, que está durmiendo-susurró.
-¿Quién? ¿Y qué haces durmiendo en el sofá?-preguntó sorprendida ella.
-Ella, la chica de la que te hablé-hizo una pequeña pausa, me sentía mal por escuchar una conversación que no debía, pero me alegraba saber que le hablara de mí-no quiero molestarla, por eso duermo aquí.
-Como quieras, yo me largo a dormir-dijo finalmente.
Su hermana se fue y se tumbó de nuevo. Me acerqué y besé su mejilla.
-Vente, al fin y al cabo es tu habitación-respondí tímida.
-¿Estás segura? No quiero que estés incómoda-.
-No lo estaré, no eres el primer chico con el que duermo y apuesto a que no serás el último- le guiñé el ojo.
Acercándose a mis labios pronunció:
-Pues quiero serlo- y me besó

viernes, 9 de marzo de 2012

Amor Eterno ®

Capítulo 2: Flashbacks ®

Fue una mañana maravillosa  a su lado. Hablábamos como si nos conociésemos de toda la vida.  Cuatro años es mucho tiempo, determinaban el tiempo que  hacía que nos conocíamos al igual que el que llevaba enamorada de él.

Flashback:

Me cambiaran de clase, y sentía miedo por no encajar. Lo cierto es que en esta nueva clase veía rostros conocidos de años anteriores y enseguida me adapté. Tras tres días en esa clase, el profesor de dibujo me avisó de que debía cambiarme y él sería mi nuevo tutor. Salí tras él de la clase y me llevo a la que desde ese momento hasta dos años después sería mi nueva clase: ¡estaban todos!  Los  que yo conocía, mis amigos; y unos 5 o 6 chicos nuevos que no me sonaban de años anteriores. Puse especial atención en él, su cara de niño bueno y su sonrisa de bienvenida me enamoraron.

M e sentaron casi al final, ya que mi apellido es Reyes . Él estaba un poco más adelante, de primero concretamente, su apellido Álvarez sonaba perfectamente cuando le llamaban los profesores. Los demás le llamábamos por su segundo apellido, Puente. ¡Era tan guapo!

Me pasé dos años seguidos contemplándole y, a pesar de querer aparentar no ser un niño bueno y sí ser un malote, tenía su corazoncito y  eso, sólo unas pocas personas lo sabemos.
Un día el tutor decidió que la mejor idea para que me callara un poquito en clase, era ponérmelo delante, ya que él, estaba más bien callado. Y sí, ¡fueron de los dos mejores meses de mi vida! No sé si consiguió su objetivo porque en esos meses él hablaba demasiado, y no precisamente solo.
Al final ese primer año a su lado sentía pena. Cabía la posibilidad de cambiarme a un centro más cercano a mi casa, y eso supondría no volver a verle.


El 17 de Septiembre de ese mismo año, comenzó de nuevo mi felicidad cuando de nuevo compartimos clase. Esta vez no estuvimos juntos, pero, si en todo el verano, sin verlo, no dejara de pensar en él, este curso, viéndole día a día no iba a ser menos, y no fue. No hablábamos tanto, me cortaba más porque me diera cuenta de que me enamorara demasiado. Aún así, fui feliz.

Al año siguiente ya no tanto. Ese verano pensara mucho en él y el no tenerle en clase pudo conmigo. El curso se me hizo interminable y, ni en los intercambios ni en los recreos le veía. Era como si se hubiese esfumado del mundo. “Se cambiaría de instituto” pensé y decidí olvidarle, pero, aún así, no lo conseguí.
Fue duro regresar tras el verano. Un verano intentando olvidar algo imposible, algo que no podía ser, por muchas razones pero sobretodo porque esa persona ya no existía en mi vida. Estuviera un año sin verle pero parece ser que no fue suficiente para que mis sentimientos se calmaran. Pareció que mi suerte cambiara cuando me anunciaron que él vendría en mi clase; una sonrisa iluminó mi rostro, no podía ocultar mi felicidad. Hacía tiempo que nada me llenaba tanto.

Al día siguiente entró en mi clase, pasando de todo, algo que me extrañó y a la vez me gustaba. Se parecía a mí, pasota al máximo. De pronto nuestras miradas se cruzaron. Sentí un cosquilleo en el estómago. O se me habían colado mariposas o eran retortijones. Yo me decidiera a pensar en la primera opción. Nunca sintiera algo así por nadie y la verdad no me disgustaba esa sensación.
No quería reconocerlo pero poco a poco, con lo años, me enamorara más y más de él.


De nuevo las clases se hicieron amenas, contemplando su rostro. Tenía una tez perfecta, la piel blanca como la nieve que me hiciera recordar a los vampiros que, en esa época, estaban tan de moda; sus ojos oscuros acía que, de vez en cuando te perdieras en ellos con sólo mirarlos; sus labos rosados, eran perfectos y las ganas de besarlos aún más. Debía contenerme y actuar ante esta nueva situación de mi vida con total normalidad ya que, tal y como era yo, una persona dura, nunca se enamora.



Fin Flashback