domingo, 29 de abril de 2012

Amor Eterno

Capítulo 11:
Me quedé toda la noche arropando a su familia o, tal vez, necesitaba la sensación de sentirme arropada por gente que también sufría la pérdida.
Todo el mundo fue muy amable, tal vez recordaron el baile que hubo en el instituto hace dos años. 
Todos los que nos fuéramos, habíamos vuelto porque hicieran una fiesta por todo lo alto en el pabellón del colegio. Era todo similar a una discoteca sólo que, quienes cantaban eran los alumnos, como en un karaoke. Había una barra donde te servían bebidas y, en la otra punta, una mesa con aperitivos.

Tras años enamorada de él, por fin consiguiera sacarle de mi mente, o eso creía. Esa noche quería disfrutar, pasarlo en grande; al fin y al cabo sería la última noche que le vería.
La música empezó a sonar cuando llegamos. Algunos alumnos se atrevieron a cantar, y los demás nos dedicábamos a bailar.
Las canciones elegidas estaban llenas de indirectas hacia alguna persona a la que después buscaban en la fiesta y sacaban a bailar.
Inés y yo estábamos tomando algo cuando Ricardo nos animó a salir a bailar. En ese momento pusieran por petición la de “Danza Kuduro”. La canción ya aburría de tanto escucharla pero, finalmente, siempre bailabas.
Al finalizar esa empezó “Me Enamoré” de Khriz y Angel. Todos cantábamos esa sintonía.
Inma me cogió del brazo y me susurró algo al oído.
-¿Has visto quién canta?-.
¡Era Alejo! Una risilla se escapó de mi interior. Animé a Inma a que bailara pero me volvió a sujetar.
-¿No sabes por quién va?-hizo una pausa y al ver un gesto negativo por mi parte, prosiguió-yo creo que va por ti-dijo al mismo tiempo que señalaba la pantalla en la que aparecían los videoclips.
Había una foto nuestra que yo no tenía ni idea de que existía. Debía de ser una instantánea que sacáramos en clase o algo.
La gente empezó a apartarse  dejándole un pasillo para llegar hasta mí.
-“No sé cómo fue, pero me enamoré”-cantaba.

Una lágrima descendió por mi mejilla y al acercarme cogió mi mano. Yo le solté e hice un amago de irme. Me sujetó, se acercó lentamente a mi cara y con sus dedos, secó mis lágrimas.
Terminó la canción y todo el mundo estaba pendiente de una respuesta por mi parte.
Le miré a los ojos y no pude sostenerle la mirada. Agaché la cabeza, me solté de su mano e intenté pronunciar:
-Lo siento. No siento lo mismo-dije al fin y salí corriendo.
Inés y Ricardo vinieron en mi busca.
Los baños eran mixtos, así que nos encerramos los tres en uno.
-Le has dejado mal-dijo Ricardo el cual llegara más tarde.
-Déjala-le riñó Inés-¿no ves que ya le olvidara?-.
-Lo siento-dijo Ricardo por lo bajo.
-Claro que no le olvidé. No se consigue eso de la noche a la mañana-pronuncié entre lágrimas.

domingo, 22 de abril de 2012

Amor Eterno

Capítulo 9:
Iván era amigo mío desde hacía algunos años. Pasaba bastante desapercibido en el mundo del fútbol español pero no en el holandés, de donde él era natal.
Desde que rompiera con Alejo, él fuera un gran apoyo para mí. Y, hacía unas semanas que estábamos saliendo. Nada más salir del centro médico donde me hicieron de nuevo el test por posibles dudas, le llamé para contárselo.
-No te preocupes. Sabes que voy a estar ahí y le cuidaré como si fuese hijo mío-me tranquilizó.
-Muchas gracias. Pero no creo que…-me interrumpió.
-Sí. Te prometí amarte en lo bueno y en lo malo. Y esto a pesar de cómo tú lo veas, es bueno-.
Tras hablar unos minutos, colgué. Él estaba en el entrenamiento y no quería interrumpirle.
Llamé a Alejo para comprobar si podíamos quedar en una media hora.
A las 19.40 se presentó en el parque donde surgiera todo. Cuando se lo conté quedó desencajado. Me pidió que volviese con él. Que cambiaría si hiciese falta pero que no dijese que el niño era suyo.
-Ese no es el caso. O te quise, te quiero y te querré tal y como eres. No quiero que cambies-respondí.
-Entonces, ¿cuál es el problema?-preguntó intrigado.
-Pues que ahora tengo pareja. He encontrado a alguien que me quiere y no me hará sufrir. Alguien que nunca me dirá que me quiere y luego se lo dirá a otras; que nunca me dirá que soy la mujer más bella y esa tarde se irá con otras; alguien que no querrá volver conmigo sólo porque espere un hijo suyo pero que me impida decirlo. Alguien que simplemente, me quiere de verdad-.
-¿Eso piensas?-preguntó y cuando asentí, continuó-no quiero que nadie sepa que ese niño es mío, ya te dije antes. Te harán daño si eso ocurre-.
Dicho eso se fue con los ojos cristalinos a punto de llorar. Me quedé descolocada por aquellas duras palabras pero pensé que sería un cabreo momentáneo. De todas formas, Iván accediera a ejercer de padre y por lo tanto darle el apellido.
Llegué a casa e Iván me recibió con un efusivo beso. Preparara la cena: unos percebes, de primero; una chuleta, de segundo. Para ser un chico no estaba nada mal; aunque el postre fuera lo mejor.      Me cogió entre sus brazos y me llevó a la habitación. Estaba feliz aunque no dejaba de pensar en que tal vez, Alejo fuese un poco duro conmigo.
Mientras Iván me desnudaba poco a poco e iba besando mi cuello, yo no lograba apartar a Alejo de mis pensamientos. De pronto sentí una corazonada. Supe que algo iba mal.
Cuando a él le pasaba algo, también me pasaba a mí y esto era que algo no iba bien.
-Para, por favor-pedí.
Iván se incorporó. No entendía lo que ocurría.
Sonó el teléfono y vi el nombre de Jorge reflejado en la pantalla.
-Tienes que venir inmediatamente-dijo alterado.
-¿Qué ha pasado?-pregunté confusa.
-Alejo…-lloró.
-Mira ahora mismo no estoy para sus rollos, ¿vale?-.
-Tú no lo entiendes. Alejo ha muerto, Natalia-.

domingo, 15 de abril de 2012

Amor Eterno

Capítulo 8:
Aquella llamada me aseguró que no me mintiera y que realmente había algo.
-Ahora no puedo decírtelo, pero te lo escribiré en una carta que recibirás llegado el momento-explicó.
-Está bien, esperaré impaciente-.
2 años después…
Ese día estaba acompañada de Inés. Viniera conmigo a comprar un test de embarazo a la farmacia.
Ella estaba más nerviosa que yo. Éramos compañersa de piso desde hacía un año. Desde la mayoría de edad de ambas, más concretamente.
Tenía una falta y según mis cálculos…hace un mes… Inés recordaba muy bien aquella noche.

Estábamos en su fiesta de cumpleaños. Alejo y yo, nos alejáramos un poco de allí. Íbamos bebidos, pero no tanto como para no darnos cuenta de lo que pasaría posteriormente. No era la primera vez de ninguno de los dos, ni la nuestra juntos; sin embargo sería la más especial, al menos para mí. Caminamos abrazados hasta la playa que se encontraba cerca de la discoteca en la que estábamos. 

Nos tumbamos en la arena y todo siguió su curso. Fue un juego de besos secretos, en una noche romántica llena de pasión. Ese amor a media luz me iluminó como el mismo sol, se escondió en alguna parte de mí, seguramente en la más oculta. Se fue acomodando el olvido en alguno de mis pliegues íntimos. Sin brumas que empujaran mis sueños, tan solo y cada tanto, una lluvia suave y vespertina. Le desnudé lentamente y en secreto, hasta estremecer en el punto justo. Nada vulneró la calma del amor, solo el roce de los labios perturbó la quietud del momento. Me dio prudentemente su voz, su tibieza, su calor. “Cuídame despacio, sin apuros, sin dolores, ni recuerdos” pedí. Él hizo el resto mientras yo, tumbada descansaba para poder seguir amándole hasta los restos. Tras varios minutos se tumbó a mi lado y se quedó mirándome unos segundos, después sonrió y se ruborizó.

-Eres perfecta-dijo de pronto.
-No digas bobadas, no estropees este momento.
-Lo eres-insistió besándome en la frente.

Decidí callar. Nunca antes me lo habían dicho y no le iba a decir que no. Me paré a pensar. Perfecta no soy, pero feliz sí. En ese momento era la persona más feliz del mundo: estaba con la persona que más amaba, tenía trabajo, una compañera estupenda y una vida diez. No necesitaba más. Las cosas materiales solo te dan disgustos aunque posteriormente te das cuenta que las personas lo hacen más a menudo. Me besó en la frente y decidimos que esa noche la recordaríamos siempre.

Fuera uno de los mejores días de mi vida pero ahora estaba nerviosa por saber el resultado del test. Fui al baño en una cafetería cercana, siempre acompañada de Inés. Esperé el tiempo indicado en las instrucciones a seguir.
-Toma, yo no sé si quiero mirarlo-le dije-¿qué pone?-.
-Esto…son dos rayitas, creo que es que sí-.
-¿Seguro?-.
-Sí, ¿cómo se lo tomará?-.

Ni siquiera sabía cómo decírselo. Lo habíamos dejado y llevábamos semanas sin hablarnos. Tuvimos una pelea de las fuertes por culpa de que yo me veía con un chico. Era amigo mío desde hacía unos años y Alejo se celaba porque él era un poquillo famoso.
Decidió alejarse de mí, pero ahora no estaba con nadie según me dijera Jorge, un íntimo amigo de él. Así que debía de encontrar la mejor manera de confesárselo.

sábado, 7 de abril de 2012

Amor Eterno ®

Capítulo 7 ®:

Volviendo a la vida real. Con todos mis pensamientos y recuerdos, se pasara la noche y ya amaneciera. Me incorporé y deseé con todas mis fuerzas que el día anterior no hubiese existido. Que lo vivido sólo fuese un sueño. Deseé con tantas fuerzas que no lo logré. Recibí una llamada suya exactamente a la misma hora a la que ayer encontrara la carta.
Si cogía era señal de que todo estaba bien y, si por el contrario, no lo hacía significaría que estaba molesta por algo. Que de hecho lo estaba, pero él no tenía por qué enterarse. Decidí contestar:
-¿Estás bien? Me acabo de enterar de lo del incendio. Me tenías muy preocupado-dijo un tanto alterado.
-Sí, todo está bien. No llegó a ser un incendio. Gracias por preocuparte, pero no tenías por qué-.
Sentí algo al otro lado del teléfono, como si alguien le besara. Inés, aunque no siempre me lo decía, tenía razón: “Lucha, pero ten cuidado, puede hacerte mucho daño”. En efecto me lo estaba haciendo. Ya habían pasado dos minutos y ambos seguíamos sin hablar.
-Espera un momento-pronunció al fin.
Empezó a susurrarle a alguien. “Vale, vete tranquila. Te quiero” Sí, en efecto me estaba hiriendo. Yo sólo fuera su chica de un día y nada más. ¿Con quién estaría? Era una mujer, eso estaba claro.
“Te amaré por siempre, aunque jamás lo diga. Y aunque sea un imposible, yo te amaré toda la vida” De nuevo los Teen Angels volvían a mi vida. Esa parte de la canción era algo que sabía que sentiría siempre por él. Algo que siempre ocurría. Era así, como la vida misma.
Colgué antes de que volviese a hablar. Me metí en la ducha esperando que mis problemas se disolviesen con el agua que caía por mi cuerpo.
Al salir miré el espejo. Había un post-it que ponía “Te Quiero”. Lo pusiera ahí el primer día que le viera y después de 4 años y muchos meses ahí seguía. Sonreí al verlo, no podía evitarlo, realmente le quería y nada podía hacerme sentir lo contrario. Sufriría hasta el fin de mis días con tal de tenerle. Al fin y al cabo es lo que llevaba haciendo en estos últimos años.

De pronto algo me vino a la memoria: la primera vez que me dijo “te quiero”. Bueno debería decir las primeras veces, porque el primer día lo dijo 22 veces. Es cierto,  me envió un sms, un bonito 29 de Febrero, día que no se repetirá en 4 años. Creo que es una fecha que nunca olvidaré. Tal vez lo dijera de broma, o no. Cuando le pregunté por el contenido de dicho mensaje, me dijo que era verdad.
A lo mejor no sabía de lo que le hablaba, puesto que, al principio, dudó. Al fin y al cabo, dijera que no era broma. Y para mí, eso era lo que contaba. En aquel momento no supe cómo reaccionar. Estaba yo sola frente a mi móvil, que tenía la misma palabra escrita 22 veces. Una palabra que siempre quise oír en su boca, la vi enviada desde su móvil. La palabra mágica. La que hizo que luchara con todas mis fuerzas hasta el final. La que consiguió que cada fin de semana no me desanimara por no verle. Que no me doliera lo que escribía sobre otras mujeres. Lo que me decían que realmente pensaba de mí. Sentí mariposas, era increíble esa sensación. Estaba en las nubes y volví a la vida real.


Me desanimé al recordar eso. Luchara hasta el final para acabar consiguiendo un día entero a su lado. Un día que fuera completamente una mentira.
Sonó el teléfono. Era él. Descolgué.

-Puedo explicártelo. Yo te quiero. No me dejes, por favor, ahora no-empezó sollozando.
-¿Qué...de qué hablas?-.
-Sé que has encontrado los documentos, pero no es lo que parece-confesó-te quiero, ¿vale?-.