sábado, 6 de noviembre de 2010

Adolescencia; Capítulo 11

Capítulo 11: Perdidos en el lago
Nos alejáramos demasiado del sitio en donde mi hermano con la comida, para ir a buscar un sitio donde hubiera una mínima rayita de cobertura, pero eso parecía ser misión imposible.
-Mireia, súbete a ese árbol, es muy alto, desde ahí arriba tiene que haber cobertura-me dijo Lucas de pronto.
No  rechazaba la opción de que ahí hubiese cobertura, lo que Lucas no sabía es que yo le tenía terror a las alturas como las de ese árbol, así que no me quedaba más remedio que responderle de mala gana.
-¿Y por qué no subes tú? ¿Por qué tengo que subir yo?-le reté
-Porque la señorita pesa menos y ella no podría levantarme para que me suba al árbol…-respondió burlándose.
-Eh…bueno, vale, subiré yo-no me quedaba más remedio que aceptar que tenía razón
Lucas se agachó para que que me subiera a su espalda y poder trepar al árbol. Conseguí llegar a la rama más baja que había y agarrarme a ella, cuando estaba a punto de trepar la rama se partió y yo me precipité al suelo.
-¡Ay, joder! ¿Por qué no me has agarrado?-le grité a Lucas
-¡No lo sé, joder! ¿Estás bien, te duele algo?-se preocupó
En el momento de su preocupación le miré como si fuera un niño pequeño muy lindo al que todo el mundo queda mirando embobado.
-¡Eh, Mireia! ¡¡Despierta!!-me gritó de nuevo
-¿Eh? Si, estoy bien, solo me he torcido el tobillo, no te preocupes-le dije mientras intentaba incorporarme y me caía de nuevo en el suelo.
-¿Qué no me preocupe? Pero si te has vuelto a caer…no puedes  caminar, te llevaré en el colo-me respondió, mientras me cogía en brazos.
-No hace falta de verdad, estamos muy lejos de David y debemos buscarlo, conmigo así no lo encontraremos nunca…-temí
-Te juro que lo vamos a encontrar, sano y salvo-se dio la vuelta y ahí estaba yo, agarrada a su cuello mientras el aguantaba de mi para que no me cayese una vez más.
Nos quedamos mirando durante varios minutos, el tiempo pasaba muy despacio y no importaba todo lo que hubiese a nuestro alrededor, ahí sólo estábamos nosotros, él y yo.
-Tú realmente no estás enfadada conmigo, ¿verdad?-me preguntó.
Me bajé de sus brazos y me acerqué a su boca y le respondí:
-¿Tú qué crees?


Bueno...pues como últimamente ya no escribo tanto, seguramente terminaré muy pronto la novela, con un final muy rotundo! y que a lo mejor disgusta a mis lectores, pero ya veré!!
BSS