viernes, 16 de noviembre de 2012

Intensamente Vivo (@bieberiglesias)

Eran las 5.30 am cuando le sonaba el despertador a Mireia,una chica guapa,morena,de ojos marrones y pelo rizado.Se levantó eufórica,pues estaba muy feliz porque iba a pasar las mejores vacaciones de su vida.O quizás no fueran las mejores... .Con mucho sueño miró el calendario.No se creía que por fin había llegado el día.Se lavó la cara para volver a mirar,y efectivamente el día había llegado,iba a ir a Londres junto con sus tres mejores amigas : Noe,Judit y Bea.Llevaban mucho tiempo esperando ese momento. 
Mientras Mireia se preparaba oyó su canción favorita que salía de su móvil,era Judit.Cogió el teléfono con miedo,pensaba que le había pasado algo y que ya no podría ir...Pero no le pasaba nada,llamó para avisarle de que a las 6.30 iría a por ella para ir juntas al aeropuerto.Y así lo hizo.Llegaron a las 7:00,en la puerta les estaban esperando Noe y Bea.Emocionadas,asustadas,no podían describir como se sentían en ese momento,eran demasiados sentimientos juntos.
Subieron al avión,con miedo,algunas más que otras....Durante el viaje decidieron dormir,aunque poco lo hicieron...Llegaron a las dos horas,aproximadamente.Salieron corriendo a las calles de Londres.Se quedaron alucinadas,no era para nada como ellas habían imaginado o habían leído en algún momento,si no que era mucho mejor.Llegaron al hotel,se instalaron,cogieron su cámara y un par de cosas más para visitar toda la ciudad.
Eran ya las 23:00,las cuatro amigas estaban felices,ya casi habían visitado la ciudad.Bea tenía un inmenso entusiasmo con la noria,con la gran noria.Al igual que Noemi.Querian subirse,les daba igual el dinero que valiese.sabían que jamás volverían a pisar ese suelo,que jamás volverían a tener esa imagen,que jamás volverían a ese sitio y querian aprovechar el tiempo.A Mireia y a Judit les daba algo de miedo,pero por sus amigas,se montaron.En cada vagón cabían tres personas.Así que a Mireia le tocó subirse en un vagón aparte,pero no estaba sola,con ella había un chico,también de muy buen ver,moreno y de ojos marrones.Más o menos tenía la edad de Mireia.Los dos se miraban pero ninguno se atrevia a decir nada.La noria comenzó a subir y Mireia cada vez sentía más miedo,sentía como las pulsaciones de su corazón aumentaban cada vez más,sentía como poco a poco se quedaba sin aire.Él sentía exactamente lo mismo.Por fin,él,se decidió a hablar : ''No te preocupes,no nos pasará nada,yo estoy aquí,para protegerte,siempre''.Mireia se sorprendió nunca nadie le había hablado así,le extrañaba que de nada que se conocian le hablara así.Ella,con voz carraspeante contestó : ''Gracias,de verdad''.Cada instante era más duro para ella,hasta que notó al chico entre sus brazos,pensó que era la mejor forma para calmarle.El miedo de Mireia disminuyó,gracias a él.Mireia quería saber su nombre,necesitaba saberlo.
-¿Co...co..como te llamas? -Dijo Mireia nerviosa.
-Tranquila mujer,no como,jajaja.Me llamo Adam ¿y tú?
-Yo soy Mireia 
-Encantado - le dijo,mientras pensaba en si darle la mano o dos merecidos besos
Al final se decidió por los dos besos.Ya cogían confianza el uno al otro,y ya no sentían miedo,se protegían mutuamente.Por un momento incluso se les olvidó donde estaban.
Pasaron los dias y Mireia y Adam cada vez se querían más.Bea,Noe y Judit estaban muy orgullosas de la bonita pareja que hacían.
Llegó la hora de volver a España.Mireia estaba muy triste,volver significaria perder a Adam,perder a su protección,perder al único chico que le trato como una princesa.
Quedaron en la noria,para verse por última vez.Pensaron que lo mejor sería acabar todo donde empezó.Se montaron y casualmente la noria se paró.
-Tranquila mi amor,he pagado yo para que la parase y así estar más tiempo junto a ti.
-¿Tú estás loco? ¡Voy a perder el avión!
-No te preocupes,no estaremos mucho así.Mira,¿ves la luna aquella de allá?¿y las estrellas de su alrededor?
-Si,las veo. -dijo Mireia con los ojos llorosos
-Cuando estés perdida,cuando no sepas donde ir ni qué hacer mira la luna allí estaré yo,cuidandote - dijo Adam,llorando.
-Juro mirar todos y cada uno de mis dias. -le dijo mientras le abrazaba 
-Y yo,recuerda que jamás te olvidaré,que la distancia separa cuerpos,no corazones.Ten,aquí te dejo mi número.
Mireia aceptó el papel con el número.Entonces la noria empezó a funcionar,durante un minuto no se dijeron nada.Cuando bajaron,tristes,muy tristes se despidieron,ambos sabían que sus caminos no volverian a cruzarse.
Mireia,Bea,Judit y Noe cogieron el avión y volvieron a España,así,sin más.
Durante tres meses Mireia y Adam estuviero llamándose,cada día.Hasta que llegó un momento en el que Adam dejó de llamarle.Ella llamaba pero él no contestaba.Mireia se enfado,y mucho.No entendia nada,no entendia que había pasado.
Al mes Mireia recibió una llamada del hermano de Adam,Alex.Le dijo que Adam se había suicidado,no podía más,no podía más estar con Mireia sin poder abrazarle,ni besarle,ni protegerle.Así que cogió una pistola de las que utilizó su padre en la guerra y se mato.Pero antes de hacerlo Adam le dejo un mensaje a Alex : ''Hermano,si algún día lees esto,por favor,llama a Mireia,quiero que le digas que no llore por mi.Que solo quiero que sea feliz y sonria.Que tenía que hacerlo por mi bien,si no me volvería loco.Dile que ahora más que nunca mire al cielo,a las estrellas,porque yo seré una de ellas.Recuérdale que viviré cada vez que hable de mi y volveré a morir cada vea que llore.Recuérdale que mi corazón a dejado de latir no de amarle.Recuérdale que mi corazón seguirá vivo,pero solo ella será la dueña.Recuérdale que le quiero''
Mireia se conmovió y se echó a llorar.Asi pasaron todos los años de su vida,sin sentido.

Hoy,con casi sesenta años,Mireia,la misma niña de la noria de Londres recuerda a Adam y todavía sigue mirandole.Todavía recuerda aquellos hermosos días pasados a su lado.''Sí,sin duda,fueron los mejores dias de mi vida'' me dijo.Y la verdad es que Mireia nunca dejó de pensar en él,él era eterno para ella.Y siempre sintió que Adam de una forma u otra era como un ángel de la guarda.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Amor Eterno

Capítulo 15: 
Comencé a leer aquella extensa carta que escribiera antes de perecer:
“Quiero empezar esta carta diciéndote que siento mucho lo que voy a hacer pero no te quiero hacer sufrir más. He visto tu reacción cuando te propuse volver y como sé que pase lo que pase nunca volverías conmigo decidí hacer esta estupidez. Sí, he dicho estupidez porque es lo que es; pero yo ya no me imagino la vida sin ti. No puedo. Este mes fue muy duro para mí. El no tenerte entre mis brazos cada mañana; el no poder besarte, tocarte, entrelazar nuestros dedos…El futuro no es lo mismo sin ti. Ya hace 4 años que no puedo vivir sin ti y, sé que tú llevas más años enamorada de mí. No es lo mismo, lo sé, pero a los chicos nos cuesta expresar nuestros sentimientos y, cuando lo hacemos es porque ya no podemos ocultarlos más. Llevas años con esa carpeta y nunca te atreviste a abrirla por miedo a lo que pudiera contener, pero te aseguro que no es nada malo, al contrario es…”

Recordar todo aquello…el pasado a su lado. El pasado. Y yo que me lo imaginaba en mi futuro, y ni siquiera lo tengo en mi presente. Paré de leer, esa carta era lo último de él y debía durar eternamente. Sentí una punzada en el vientre y puse mi mano encima, intentando calmar lo que aún no se formara. No terminara de leer la carta, bueno, cartas porque, aunque no terminé esa primera, al leerla por encima vi que hablaba de más cartas. Me picaba la curiosidad pero quería que esas cartas duraran siempre ya que él no pudo hacerlo. Pasaran ya dos semanas de todo aquello y yo no me movía de mi cama. Ya no lloraba. No quedaban lágrimas dentro de mí. Ya no sufría, pues una parte de mí muriera con él.
Un médico me visitaba cada dos días para comprobar si mi estado anímico afectaba al desarrollo del bebé. Todo iba bien, al menos, para él. Inés lo estaba pasando mal. Perdiera a sus padres en un accidente de tráfico y yo era lo único que le quedaba. Quería seguir viviendo por ella, por no dejarla sola. Pero sentía que la vida se me iba poco a poco.
Llamaron a la puerta. Era Iván que entró pidiendo permiso.
-¿Cómo estás hoy, cariño?- dijo con una sonrisa.
Me incorporé. Sólo lo hacía cuando él venía porque sólo él me sacaba una sonrisa en esos momentos. El hecho de verle y oír sus palabras me hacía acordarme de Alejo. Disfrutaba de su compañía. Era irónico que quisiera estar con Iván porque era similar a Alejo y no quisiese saber nada de Jorge porque el verle me hacía recordarle y con ello sufría.

-Te traje el desayuno. Hoy tendrás un poquito de hambre, ¿no?-pronunció sonriente y, al ver que yo sonreía prosiguió-recuerda que ayer me prometiste que comerías, ¿eh?
Mis ojos se iluminaron. Era como volver a verle. Como cuando Alejo me traía el desayuno a la cama para que yo no me molestase en hacerlo. Como tantas otras cosa que hiciera por mí. Sobre la bandeja, había un apetecible zumo de naranja, dos tostadas con crema de cacao y un yogur natural. Delicioso desayuno, aunque era el mismo de todos los días. Acerqué mi mano, temblorosa, a la tostada aún caliente, pero apetecible. Le di un mordisco con el que conseguí manchar el resto de mi boca provocando así la risa de Iván.
-Bonito bigote-sonrió.
-Pues ahora ya no como-dije de pronto dejando la tostada de nuevo en su sitio.
Iván se sorprendió y llamó, gritando a Inés. Era la primera vez que hablaba en las últimas semanas. Tan sólo me dedicara a pensar y reflexionar conmigo misma. Cogí un trozo de servilleta para limpiarme antes de que Inés entrase en la habitación.