jueves, 27 de junio de 2013

Amor Eterno

Capítulo 26:
No me podía creer que no fuese Alejo. Le había visto minutos atrás, con esa ropa, con ese pelo. ¡Hasta le había besado! Tenía que ser él, no podía estar equivocada. El chico no dejaba de mirarme.
-¿Qué? No, tiene que ser imposible, ¡estaba aquí, Iván, te lo juro!-suspiré mirándole.
-Nani…vámonos, no llames más la atención-suspiró él.
-¡No llamo la atención!-grité-Te juro por mi hijo que era él-suspiré.
Me cogió del brazo y me volvió a meter en el coche. ¿Me estaría volviendo loca? Juraría que le había visto. Y de repente, se había esfumado. No, no podía ser.

-Nani…tranquilízate, ¿vale?-me miró y suspiró-ahora vámonos a casa.
-¡No! No quiero ir a casa, quiero buscar a Alejo, quiero volver a verle-lloré suplicando.
-Primero tranquilízate y luego te prometo que le buscaremos-suspiró arrancando el coche.
-Está bien…-suspiré.
Llegamos a casa y subí agarrada a él. Tenía miedo, mucho miedo. No entendía nada. Tan sólo quería encerrarme y llorar. Quería salir y correr, buscarle, encontrarle y pedirle explicaciones, pero…¿y si sólo era mi imaginación? No, no podía ser, no tenía sentido.
-¿Qué ha pasado?-preguntó Inés preocupada al vernos.
-Nada, no ha pasado nada, tranquila-le dijo Iván-luego te cuento.
-Está bien…-me abrazó fuerte-ven, te llevo a tu habitación-me acompañó.
Entramos en mi habitación y se sentó en mi cama, a mi lado, mirándome. Una mirada que, sin palabras, lo decía todo.
-¿Qué pasa, Nani? Sabes que puedes confiar en mí…-empezó.
-¿Para qué? ¿Eh? ¿Me creerás? No, serás como Iván, me tratarás de loca, y no lo estoy, le he visto, el médico me ha confirmado que estaba vivo y en donde estaba viviendo, lo sé, lo he leído, Inés, he visto a Alejo, allí, en frente de mí, le he besado, era él. Te lo juro…tienes que creerme-suspiré con lágrimas.
-Y te creo, de verdad, tú no mentirías, te conozco, lo has pasado mal y tu imaginación puede haberte jugado una mala pasada, pero tal y como estás, sé que es real-me miró y me abrazó- tranquila, se aclarará todo, ya lo verás.
-Pues eso espero, Inés. Necesito volver a verle, necesito volver a estar con él…sólo quiero eso…-suspiré.
-Lo sé, pequeña, lo sé-.

Estaba muy confusa. Alejo, Jorge, Iván…mentiras, muertes, falsos enamoramientos…no sabía nada, ¿qué estaba pasando? ¿Acaso era una broma? Necesitaba descansar unos días y desconectar de todo, eso no me estaba haciendo ningún bien, al contrario, me estaba matando.
Inés salió y me dejó sola en la habitación pensando. Me puse los cascos y me olvidé de todo por un momento pero algo llamó mi atención a los pocos minutos. Una piedra fue lanzada en dirección a mi ventana. Me quité los cascos y me acerqué a ver. No había nadie ni nada, sólo la piedra en el suelo. La cogí y leí la nota que venía adjunta. “Te espero donde siempre en media hora. Te quiero. A.”

Por un momento pensé en llamar a Iván y a Inés para contarle y enseñarle la prueba de que no mentía, pero no lo hice. Me preparé y salí por el balcón para que no me preguntasen nada si me veían salir.