Capítulo 19:
Nos habíamos quedado mirándonos, varios minutos. Él sonreía,
parecía feliz y yo lo intentaba, pero n conseguía sacar una sonrisa en mi
rostro, tenía demasiado sufrimiento acumulado de estos últimos meses.
-¿Te quedas a dormir en serio?-me preguntó al cabo de un
rato.
-Sí…hoy no quiero pasar por casa-suspiré.
-Está bien, yo dormiré en el sofá. Tú dormirás en mi cama-se
acercó a mí.
-Tú lo has dicho, TU cama, ahí dormirás tú-reí y le besé en
la mejilla.
-Bueno…pues es MI cama, MI casa, MI decisión, así que-vio que
estaba temblando de frío-como pareces un cubito de hielo, dormiremos
juntos-sonrió.
-Bueno-pensé-está bien, pero a la mínima tontería que
intentes te llevas una colleja, ¿eh?-sonreí.
-Tranquila, Nani, no haré nada-rio.
Fuimos hasta su habitación, hacía tiempo que no la veía,
desde una fiesta en la que habíamos estado todos, aunque Alejo y yo, habíamos
estado más tiempo en esa habitación que en la propia fiesta.
FLASHBACK 6 meses antes:
Entraba un montón de gente en la
casa de Jorge. Celebraba su cumpleaños rodeado de todos sus amigos y conocidos.
Era una fiesta por todo lo alto, los 18 no se cumplían todos los días y debía
ser muy especial. Estaba todo decorado con fotos de todos estos años con
nosotros, luces y música a todo volumen. Alejo y yo íbamos juntos, agarrados de
la mano y felices. Todos empezamos a beber, una copa tras otra, yo había
llegado a la quinta y ya no podía más. Comenzamos a bailar todos. Alejo había
ido al lavabo, era de los que no aguantaban ni dos copas, así que decidí
seguirle.
-No deberías beber tanto, Alejo-reí mientras él se mareaba.
-Joder, Nani, yo no le veo la gracia-suspiró.
-Ya, ni yo-le besé en la frente-pero es que sabes que no aguantas
y sigues-.
Suspiró de nuevo y me miró. Me cogió de las manos y sonrió.
“Estoy mejor, porque tú estás aquí” me susurró en el oído y me besó en la
mejilla.
-¿Te recuerdo que mis labios están aquí?-los señalé pícara.
-¡Eres tonta!-rio y me besó en los labios.
Se lo seguí con ternura y le rodeé
el cuello con mis brazos. Me agarró fuertemente de la cintura y me acercó a él.
“Alejo…”me aparté un instante. “Shh…no digas nada” volvió a besarme con pasión.
-No, en serio, aquí no, la gente querrá usar el baño, digo
yo-reí- mejor vamos a otro sitio.
-En eso tienes razón-sonrió y salió del baño.
Me cogió de la mano y tiró de mí
hasta la habitación de Jorge. Buscó en uno de los cajones una corbata y la puso
en la manilla. Se acercó a mí y me tumbó en la cama con cuidado, nos fundimos
en largos y apasionados besos que fueron bajando de lugar. Nos quitamos las
camisetas mutuamente y seguimos a lo nuestro. “Te necesitaba tanto” sonrió. Yo
a él también, más que nunca. El deseo y la pasión fueron creciendo en esa habitación,
la ropa sobraba entre nosotros. Esa noche fue mágica, éramos los únicos que
habíamos quedado en casa de Jorge, pues ellos se habían ido de discoteca en
discoteca.
A la mañana siguiente nos
despertamos abrazados, uno al otro. La distancia era mínima entre nosotros.