domingo, 26 de febrero de 2012

Amor Eterno


Capítulo 1: El Comienzo

Era una mañana de otoño. Los rayos del sol entraban por la ventana de la habitación. La claridad había conseguido despertarme de mi perfecto sueño. Me incorporé y observé atenta la habitación en la que me encontraba; hasta ese día no me había dado cuenta de lo bonita que era.
Me fijé en que algo se colaba en mi balcón y decidí averiguar de qué se trataba. Hice una mueca al poner los pies en el suelo, estaba realmente frío. Avancé hasta la ventana que daba al balcón y descubrí un sobrecito de color rojo.  Miré en todas las direcciones, no había nada ni nadie.  Recogí el sobre y me dirigí hacia el baño.  Una vez allí, lo abrí y miré su contenido: una nota.
“Te espero a las 12:00 en el parque. No faltes princesa!”
Me extrañó leer eso en una carta firmada por un tal Pitufo. Sonreí deseando para mis adentros que la carta fuese escrita por él, la persona de la que llevaba 4 años enamorada. Decidí asistir a la cita y me apresuré  al darme cuenta de que ya pasara media hora.
Fui al armario y enseguida escogí lo que poner: un short negro y una camiseta de mangas caídas. Me decidí por esa camiseta como por otra cualquiera; tenía cientos con las mangas caídas ya que tengo una mancha de nacimiento en el brazo izquierdo que prefiero ocultar. Aunque era otoño, el tiempo era bastante caluroso aunque algo fresco. Fui al zapatero y me decanté por unas sandalitas de tacón que me había comprado el otro día.
Bajé a la cocina, mis padres no estaban, habían salido de viaje y no volverían hasta dentro de dos días; me habían dejado el café preparado. Lo calenté en 1 minuto y lo tomé. Llegué al recibidor y cogí el bolso, las gafas de sol y una americana por si después hacía frío.
Con tan mala suerte que me dejé las llaves en la mesita y así no podría volver a casa.
Quedaban 3 minutos para la cita y el parque estaba al lado. Cuando llegué estaba desierto y pensé que todo había sido una broma. Esperé unos minutos y cuando me dispuse a marcharme, una mano me cogió del brazo impidiendo que me fuera y me tapó los ojos.
Estaba asustada pero sentí su voz y sonreí. Me giré y le vi sonriendo, sonriendo para mí. Esa sonrisa que me enamoró hace años, hoy, lo volvía a conseguir. Me tendió su mano diciendo que le acompañase.
Por primera vez estábamos solos, sin nadie más. Sonreí y agarré su mano con fuerza. No quería soltarla nunca. Comenzamos a caminar y me rodeó la cintura con el brazo. Le miré y él hizo lo mismo; apoyé la cabeza en su hombro.
Nos sentamos en un banco de madera y empezó a hablar:
-¿Sabes por qué te he traído?-preguntó
-¿Por qué eres un pitufo pillín?-sonreí
Se rió asintiendo y prosiguió:
-Quiero cambiar y yo sé que tú puedes ayudarme.  No soy el mismo desde que te conocí. Además…-hizo una pausa, una larga pausa-quiero hacerte feliz-se ruborizó y bajó la mirada.
-Me gusta cómo eres y siempre me gustó. Yo no quiero que cambies; me enamoré de ti tal y como eres y si cambias no será lo mismo-confesé sonrojándome .
Acababa de decirle todo. No lo podía creer. Tantos años en silencio, aguantando un amor imposible para que de nuevo florezca en mis entrañas. Él sonrió y me besó suavemente en la mejilla.
-Gracias-pronunció


10 comentarios:

  1. Me encantaaaaaaaaaaaaa mola muchoooooooooo es precioso que ganas del segundo capitulooooooo (LLLL)




    P.D. Soy Inés

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  2. es muy bonito :)
    pero... no sé, que le llames pitufo pillín me corta un poco el rollo romantico xDD

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  3. Jajajaja por que? No esta tan mal xD :$

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  4. me ha gustado mucho, he empezado por esta novela porque me dijiste que era real y porque es mas cortita jajaja
    sigue escribiendo así y mañana empezare la anterior que tiene pinta ^^

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