Capítulo 27:
Llegué abajo y fui caminando al parque. ¿Qué esperaba encontrarme?
La verdad no lo sabía. Iba con miedo. Si era Alejo, le daría una buena bofetada
por el plantón y por hacerme quedar como una loca; pero si no era él…¿quién
podía ser?
Llegué al parque y espere 10 minutos. No venía nadie y
suspiré. Genial, una broma. ¡Pues qué gracia, oye! Vi de lejos una sombra,
¿sería él? A medida que se iba acercando me di cuenta de quién era. Jorge. La
verdad no me lo esperaba.
-Antes…de que digas nada. Sí, lo sé, no me esperabas a mí, le
esperabas a él, pero él ahora no puede venir-me dijo.
-¿Cómo? Vamos a ver, Jorge, ¿me estáis puteando? ¿Qué tipo de
broma es esta? Yo quiero ver a mi novio, es con quien he quedado aquí-le miré
fríamente.
-Esto…Nani…tu novio es Iván-explicó.
-Tú y yo nos entendemos, Jorge, no hagas que se me hinchen
los ovarios-suspiré-¿dónde está Alejo?-.
-No ha pedido venir, lo siento, te pido disculpas en su
nombre, he venido yo por él porque...-le corté.
-¿No te has parado a pensar que igual yo no quiero verte a
ti?-le pregunté.
-¿Pero por qué? Vamos tía, yo no te he hecho nada…-suspiró.
-Hacerme creer que habías matado a tu amigo, que estabas
enamorado de mí, mentirme…no sé, ¿te parece poco?-le miré cabreada.
-Ya…oye lo de que estoy en…-suspiró-no importa.
-No, no importa, nada importa-le miré-vámonos.
-¿A dónde?-.
-Ahora mismo me llevas con Alejo-le dije-no te dejaré marchar
de aquí ni me iré yo hasta que no le vea…-.
-Nani, no puedo hacer eso…lo siento…pero no puedo-me miró.
-Jorge…te lo pido por favor…lo necesito… ¿qué tengo que hacer
para que me lleves?-le miré.
-Nada…no tienes que hacer nada…-suspiró-es que…no puedo.
Me acerqué a él con los ojos llorosos y respiré hondo.
“Espero que…esto te sirva…” susurré y le besé con ternura. Se separó a los
pocos minutos. “Ven conmigo” me cogió de la mano y me llevó con él. Esperaba
con ansia que, en el lugar al que me llevaba, se encontrase Alejo. Llegamos a
su casa a los pocos minutos.
-¿Qué hacemos aquí?-pregunté.
-¿Querías verme no?-salió Alejo de la nada.
Le quedé mirando flipada. Ya no estaba rubio. Era él, de toda
la vida, el chico del que me enamoré hacía tantos años y al que no había
olvidado todavía. Me quedé en shock. No sabía qué hacer. Estaba inmóvil y se
acercó a mí.
-Nani yo…lo siento, ¿vale? Siento haber huído, pero te lo
compensaré, mañana saldrá a la luz todo, te lo prometo-me miró y me abrazó.
-Eso espero…-le acaricié la cabeza mientras le seguía el
abrazo y me caían lágrimas.
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